miércoles, 22 de febrero de 2017

La Batalla del Jarama, 23 de febrero 1937

 El JARAMA FEBRERO 1937
                  
Hay un valle en España llamado Jarama.
Es un lugar que conocemos demasiado bien,
Porque allí derrochamos nuestra juventud
Y también buena parte de nuestra vejez

XV Brigada Internacional

Miaja está decidido a emplear en este día todas sus reservas para alcanzar sus objetivos. Líster recibe para su División C, el refuerzo de las brigadas 17 y 69, los carros de Pavlov y seis baterías, acumulando unas fuerzas a priori nada susceptibles de no alcanzar la gloria, cuenta con, 1ª,1ª Bis, 17ª, 22ª, 23ª, 66ª, 69ª y 70ª Brigadas. A las tres baterías de 75 mm y las dos de 115 y una de 105 se les añadirían dos baterías más, en total 8 todas mirando hacia el oscuro mogote que dominaba San Martín de la Vega.

A las 12 de la noche comienzan los ataques al Pingarrón. No habría ni descanso ni piedad. Empiezan las escaramuzas. Los cañones republicanos comienzan a prepararse en la oscuridad. Se apuntan las piezas y se trae munición. Voronov, va a probar la efectividad de su arma. Se agrupan los cañones y se pasan las órdenes  correspondientes. Todavía no se ve el objetivo que está justo enfrente, las posiciones de las tropas de Asensio.

Durante cinco horas, el Pingarrón se convirtió en un infierno donde la artillería, entre 30 o 40 cañones, descargaron 4000 disparos sobre las posiciones de regulares y legionarios. Más de 100 disparos por cañón para la pequeña extensión que cubría el objetivo. La aviación también colaboraba en el machaqueo de las trincheras, que acabaron saltando por los aires. Iba a ser un día cruento, brutal, este martes de febrero. Entre 6000 o 7000 soldados republicanos y 36 carros de combate se disponían al asalto del cerro defendido por alrededor de 1500 hombres.

A las nueve, el coronel Asensio acerca refuerzos a las posiciones de reserva del Pingarrón, el batallón gallego, se quedará esperando la oportunidad para relevar a los batallones de primera línea una vez que estos se vacíen de hombres.
Esperando para entrar en combate

Dado lo apurado de la situación Asensio informa a Varela, que se desplaza a las 10:30 al puesto de mando del coronel para dirigir personalmente las operaciones. La situación es angustiosa; la artillería republicana ha barrido las posiciones de la avanzadilla que defiende el II Tabor de Regulares de Ceuta; los escuadrones 3º de Alhucemas y 4º de Numancia, y una sección de zapadores. El diluvio de artillería acaba prácticamente con toda la oficialidad de los defensores; el comandante Zamalloa cae herido pero se niega a ser evacuado, sube en apoyo una compañía del I tabor de Tetuán, consiguiendo desalojar a los republicanos de las posiciones que acababan de ocupar; Zamalloa es herido otra vez. Los republicanos continúan al ataque, sube otra compañía y una sección de ametralladoras  del I tabor de Tetuán consiguiendo que sus adversarios cedan parte del terreno que conquistaron.

Los soldados republicanos están ya apenas a cien metros de las casas, cuando se topan con los regulares de Tetuán que acaban de subir y lo que queda de los defensores. El comandante Zamalloa, con sus heridas, y fusil en mano y rodeado de enlaces y asistentes, lidera el contraataque, entablándose un terrible combate cuerpo a cuerpo. Son las nueve y media de la mañana. Los gallegos esperan agazapados en retaguardia su momento. Al llegar los nuevos refuerzos, los republicanos ya llegan a unas trincheras de la izquierda y unas casas pero son rechazados.
Artillería republicana

La artillería fascista hace fuego de barrera y salva la situación; la artillería les estaba machacando y no esperaban tanto ímpetu de los refuerzos. Los republicanos se repliegan. Cuando finaliza la alocada carrera los republicanos saltan al interior de sus trincheras, y allí permanecen un buen rato. Las tropas de Líster se lanzan de nuevo al asalto, acuden al refuerzo las 2ª compañía de los regulares de Tetuán y la 4ª de batallón gallego, que llegan de nuevo cuando los republicanos planta su pie en las posiciones rebeldes. Zamalloa resulta herido por novena vez, en esta ocasión alcanzado por la explosión de un proyectil de carro, pierde el conocimiento y es evacuado, es sustituido en el mando por el comandante León. Zamalloa ha cumplido su palabra dada a Asensio, cuando le aseguro que la posición no sería tomada estando el en pie.
Los republicanos no cejan en su empeño de hacerse con el Pingarrón; por la tarde vuelven a iniciar el ataque con el apoyo de los carros, cuentan esta vez con la XV y la XI internacionales. Como siempre la infantería y los carros no acompasan su avance y el combate se desenvuelve muy desparejo. Es aquí donde el Batallón Lincoln de la XV recibe su verdadero bautismo de fuego, y será sangriento. La 2ª compañía de ametralladoras del Lincoln se movió hacia unas trincheras poco profundas. El enemigo no estaba muy lejos, entre 600 y 700 metros: La 1ª compañía con el estado mayor del batallón ocupaba también una trinchera poco profunda que daba la vuelta a una pequeña colina y era un magnífico lugar para protegerse del fuego de la artillería y las ametralladoras. El enemigo les estaba esperando.

Los norteamericanos se aprestan a recuperar las antiguas posiciones de los británicos, tan duramente disputadas los días 12, 13 y 14, la famosa Colina del Suicidio. Esperan el compás de la artillería que tiene que abrirles el camino, hasta las trincheras enemigas. De pronto el silencio cae como un mazazo seco, pasan primero los tanques y los oficiales hacen con la mano el ademán de que hay que salir. Pero casi inmediatamente pierden contacto con ellos. Iba a comenzar su tragedia particular.
Brigadas internacionales

Al final del día los norteamericanos contabilizarán entre sus componentes unos 120 muertos, alrededor de 175 heridos, entre los que se encuentra su jefe Merriman, que ha tenido que ser evacuado.

Avanzada la tarde la encarnizada lucha empieza a perder intensidad. Comenzando a replegarse las unidades republicanas y cediendo el fuego de su artillería. Llega el resto del II tabor de Alhucemas a posición de reserva, y las compañías 2ª y 4ª de los gallegos que están ya en el Pingarrón resisten; aun así a última hora comienza otro ataque republicano. Una Compañía del recién llegado Tabor ha de subir al Pingarrón para, como en anteriores ocasiones llegar cuando se está luchando cuerpo a cuerpo, una vez más el asalto fracasa. Los combates cesan y los zapadores fascistas vuelven a fortificar las posiciones. Los intentos fallidos han desmoralizado a los asaltantes.

Las pérdidas rebeldes se estiman en 650, Asensio piensa que es necesario que se anticipen las operaciones y vuelve a reclamar refuerzos.
Ha sido un día duro y agotador, nunca en la reciente historia de esta guerra se habían vivido momentos como los de esta jornada.
Varela entrega la Laureada a Franco, franco siempre estuvo molesto, varela tenia 2

En la Marañosa, varios coches suben lentamente la cuesta. Un grito resonó entre los militares que allí había” ¡Guardia! ¡A formar! Del primer auto descienden dos militares entrados en kilos y de baja estatura; eran los generales Franco y Orgaz, sus expresiones son serias y taciturnas. Los jefes solo se presentan en el campo de batalla, para recoger la gloria a para ver porque no se avanza y cortar las cabezas de los responsables. Los recibe el bilaureado Varela, enfundado en su chilaba mora y con  sus guantes blancos, al saludo inicial le siguió el análisis de la situación: Puede que de esta reunión, que por otra parte no aparece en la memorias de Varela, salga Franco con la decisión de destituir a Varela y Orgaz, era la tercera ofensiva que se frenaba en su intento de tomar Madrid. Entonces no sabía que la cuarta por Guadalajara sería un Nuevo fracaso.
 
Placa al laureado Zamalloa en el Pingarrón
En las casas del Pingarrón hay una placa conmemorativa del día crítico de la batalla que dice así:
 El 23 de febrero de 1937 sobre este cerro que domina los llanos del Jarama y el Tajuña, el comandante Gómez-Zamalloa escribió con su sangre la bella página que a los héroes reserva la historia. El ejército internacional que quiso ocupar con el apoyo de sus carros el borde de esta meseta fue derrotado en el vano intento de su empeño. Y del volcán de su metralla que fue el Pingarrón como grandioso espectáculo de guerra y muerte, quedo como un eco en el silencio de estos campos, el gesto del comandante Zamalloa, a quien la vida se iba por las heridas, pero que la victoria conservo con sus alas para que hoy reciba el homenaje de respetuoso cariño que, por su ascenso a coronel, le dedica el batallón de infantería del ministerio del Ejercito. Pingarrón mayo 1952



 NINGUNO DE LOS SOLDADOS QUE ALLÍ LUCHARON, POR SU LIBERTAD Y LA NUESTRA, TIENE UNA PLACA HOMENAJE, ALGO NO ESTAMOS HACIENDO BIEN.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, pero ya sabes la historia la escriben los que ganan. Felicidades por este monumental trabajo gefrema 80

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  2. Así es Maestro, pero no hay mal que dure 100 años, al final la historia se impone a la mentira, y no es que diga yo que mienten, es que no dicen una puta verdad

    Saludos

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  3. Desde luego resulta impresionante la historia de Gomez de Zamalloa. No me extraña que ganasen la guerra los fascistas, Contando con lideres capaces de tales gestas ya se puede arrastras a la gente hasta el final. Me quedo con el ejemplo del "general" Lister cuando, esperando que despliegue, van a buscarlo y lo sacan de la cama con dos señoritas (crónica del día 13)

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